LA SALUD MENTAL EN MI COTIDIANIDAD

 


LA SALUD MENTAL EN MI COTIDIANIDAD

Mi experiencia laboral me permitió un acercamiento directo a temas enfermedad mental, su intervención y atención. La reflexión que realizaba y que compartía con mis compañeros especialistas era: “si personas a temprana edad adquirieran habilidades de afrontamiento, evitaría el desarrollo de trastornos tan prevalentes como los relacionados con los de la personalidad la depresión y la ansiedad”.

 

Ahora, la vida me ubica en un colegio oficial de la periferia de la ciudad, en atención a niños de primaria.

Al llegar veo un currículo diseñado acorde con las características de cada edad,  proyectos de aula escritos con disciplina; que  contrastaban con la realidad que los docentes presentaban en el aula: dificultades en la gestión de emociones, cursos de 40 estudiantes con carencias económicas, familiares, afectivas que se entrelazan en conflictos diarios; una carga administrativa para el equipo docente que termina además, por impactar en su que hacer y siento que también ha afectado a lo largo de los años tristemente su vocación. Casos cada vez más complejos, como los múltiples intentos de suicidio en el colegio de un niño de tan solo 8 años.

Vi, un reto en mi rol como orientadora: la demanda de casos requería acciones inmediatas, cumplimiento de rutas y protocolos, el afán de los docentes por la resolución las problemáticas, un entorno sociofamiliar negligente con las necesidades de sus hijos y una sola orientadora.

¿La estrategia? la cercanía, brindar a los niños confianza para que orientación fuera un lugar seguro, sin juzgamiento, lleno de respeto ternura y comprensión, apoyarme en entidades existentes para el desarrollo de campañas masivas, debido a que en mi ciudad el acceso a servicios de salud mental es difícil; generar escenarios de ayuda mutua entre los niños, evitando la repetición de situaciones que lastimen a otros.



 

Comentarios

Entradas populares